Los estadounidenses y los europeos se destacan del resto del mundo por nuestro sentido individualistico. Nos gusta pensar en nosotros mismos como únicos, autónomos, automotivados, hechos por nosotros mismos. Tal y como observó el antropólogo Clifford Geertz, esta es una idea peculiar.
Es más probable que las personas de otras partes del mundo se entiendan a sí mismas como entretejidas con otras personas, como interdependientes, no independientes. En esos mundos sociales, su objetivo es adaptarse y ajustarse a los demás, no destacar. La gente se considera parte de un todo más grande: hilos en una red, no solo jinetes en la frontera. En Estados Unidos, tienen una expresión que dice «la rueda que chirría recibe la grasa». En Japón, la gente dice que «el clavo que asoma recibe martillazo«.
Estos son tan solo unas pinceladas sobre el tema que estamos tocando, pero esta investigación muestra que estas dos mentalidades tienen consecuencias de gran alcance. El psicólogo social Richard E. Nisbett y sus compañeros descubrieron que estas diferentes orientaciones sobre la independencia y la interdependencia afectaban el procesamiento cognitivo. Por ejemplo, es más probable que los estadounidenses ignoren el contexto y que los asiáticos le presten atención. Si le muestras una imagen de un pez grande nadando entre otros peces y hojas de algas marinas a un estadounidense, éste recordará primero el pez central único. Eso es lo que queda grabado en su mentes. Los espectadores japoneses comenzarán su recuerdo con el fondo. También recordarán más las algas marinas y los otros objetos en la escena.
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